UNA ROSA A TUS PIES

 Hay un ama sentada en el trono de su reino, desde el cual, domina imperiosa cualquier movimiento muscular, respiratorio o impulso del sistema nervioso, de todas esas almas que libremente han accedido a entregarle el bien mas preciado que existe: La  Libertad. Su trono, se encuentra rodeado de velas encendidas, envuelto en una atmosfera de penumbra misteriosa y expectante. Va ataviada con un vestido negro transparente, y unos zapatos a juego de tacones infinitos; parece una suma sacerdotisa del erotismo misterioso, capaz de hechizar al propio Eros, y hacer que este se postre a sus pies. O al menos, es de lo que está persuadido en ese momento, el hombre desnudo y postrado a los pies de su trono. Si la siente con el poder de doblegar a un Dios, que no será capaz de hacer con su pobre alma humana.

Alguien dijo que la libertad va vestida de harapos, pues bien, este pobre mortal arrodillado, está dispuesto a entregarle a la deidad carnal que se yergue frente a él, lo único que le pertenece, sus harapos.
El ama le coge por el mentón casi violentamente, apretando su cara con sus delicadas y finas manos. Acerca sus ojos a los de él, y le mira con analítica altivez. No le tiene permitido mirarle a los ojos, sólo ella puede lanzarle una mirada de manera directa y sosteniéndosela. Cuando lo hace, siempre es repentino e inesperado. Le sostiene agresivamente la cara con sus manos, y causa sobre él un efecto cejador, como cuando un cautivo lleva mucho tiempo sin contemplar ni sentir el efecto del sol. La mirada del ama le ciega, le desnuda, y con ello evidencia lo vulnerable que es ante ella, pero al mismo tiempo sabe que ya casi no le seria posible seguir adelante con su existencia, sin el efecto cegador de esa mirada, pq viviría en un mundo de sombras sin vida. Le deja de sostener el rostro, y su voz, una voz profunda de alma vieja y sabía, tamizada por un acento suave, rompe el silencio de la sala..

--" Hoy voy a enseñarte una lección de incalculable valor para ti, y espero que seas receptivo al privilegio que te estoy concediendo. Vas a aprender la diferencia que existe entre besar unos pies y rendir culto a unos pies..... Existen muchas mujeres de pies bonitos pero que prostituyen su belleza para satisfacer los instintos de un fetichista. En cambio, existen otras mujeres a las que hombres como tu las eligen como depositarias de sus fantasías mas inconfesables, como dueñas de sus deseos mas ocultos, a las que entregan la voluntad, ceden el poder, y las conceden una naturaleza única, especial, superior,  y hasta sagrada. Mujeres, cuyos pies pueden ser más o menos agradables pero a los que hombres de naturaleza también especial, las han elegido como las Diosas que agitan y rigen en su particular mundo libidinoso. No somos Diosas, pero la mujer dominante, entre todas las féminas, somos en si mismas el misterio mas inaprensible, por lo tanto alguna cualidad celestial poseemos, y en definitiva, somos veneradas por muchos hombres como una suerte de deidad carnal que habita en un mundo, que se encuentra a medio camino entre el cielo y el infierno, lo divino y lo humano; y no estamos dispuestas a recibir menos atenciones por parte de cualquier hombre...  ¿Me sigues esclavo? O ¿Es demasiado para ti?"
-" Te sigo mi señora
-"La verdad es que, me sigas o no, es irrelevante, lo importante ahora, y aquí empieza la verdadera lección, es.... ¿Dónde está mi Rosa?"
-" No.. No, entiendo"
-"Creía que me seguías ... ¿No sabes que tienes que depositar una rosa a mis pies como tributo por esta lección?"
-" No, no lo sabía"
-"Esta falta de romanticismo en ti me resulta muy decepcionante. Ahora ya lo sabes. Así que sal por la puerta, y no te molestes en volver a entrar si no traes una rosa para depositarla  a mis pies"

El ama se da la vuelta y se retira a otra estancia. El esclavo se viste y se lanza a la calle en una mañana de domingo, en la que es prácticamente imposible encontrar una floristería abierta. Es menester coger el coche para ir mas hacia el centro de la ciudad, con la esperanza de encontrar un comercio abierto, de esos de 24 h todos los días de la semana, en el que vendan flores de algún tipo. Mientras conduce, curiosamente en la radio suena una vieja canción: "Te llegará una rosa cada día que medie entre los dos una distancia..."
El romanticismo de esa canción no tiene nada que ver con la situación que este hombre vive ahora mismo. O Quizás si... Aunque es una clase de romanticismo mucho más perverso... Pero, al fin y el cabo no deja de ser una mujer, una rosa y un hombre. Vainilla o chocolate, no dejamos de ser seres humanos, por lo tanto, una jodida y rara especie de sentimentales.
Al fin encuentra un comercio 24 h, en el que venden rosas sueltas envueltas en un plástico. Sabe que a ella no le va a gustar, pero no tiene otra cosa. Vuelve a la mazmorra. El ama le abre la puerta.

-"¡Has tardado mucho!"
-" Lo siento, es domingo y.."
-" No quiero oír tus excusas de perro tardón. Desnúdate y ponte a cuatro patas."

El esclavo obedece. Ella se sienta en su trono.

-"Pon la rosa en tu boca y ven andando a cuatro patas hasta mi"

Se acerca hasta el trono. Ella le ordena ponerse sobre sus piernas. Le propina una azotaina  mientras le dice..

"Será mucho mejor para ti que no dejes caer la rosa de tu boca" Zas Zas Zas Zas Zas!!

Tras el pequeño correctivo, le ordena volver al suelo, arrodillado a sus pies. Después, que se incline y deje caer la rosa sobre sus pies. La pisa con su zapato; la observa, con un gesto de desdén.

-"¿Es este el resultado de tus esfuerzos para complacerme? Una rosa corriente y vulgar de comercio de última hora... Supongo que una rosa algo más singular y sofisticada era esperar mucho de ti... En fin, con estos bueyes tengo que arar... Descálzame un pie"

El esclavo la descalza y ella exhibe su pie.

"Ahora, vuelve a calzarme"

Así lo hace. Le ordena varias veces calzarla y descalzarla y volverla a enfundar el pie en su calzado. Esa primera visión del pie femenino al descalzarlo, produce una mezcla única de  nerviosismo y excitación que sacude los cimientos del alma en un fetichista. El descalzarla y volverla a calzar varias veces, es como una flor que se abre, desprende su fragancia, y después se cierra, pero el efecto embriagador permanece, y multiplicado. Existen muchos pies bonitos, pero no tantos que consigan crear arte con ellos, y maestría erótica. El esclavo, empieza a comprender mejor lo que el ama quería transmitirle al principio de la lección.
Le ordena recoger la rosa y volvérsela a colocar en la boca. El esclavo cada vez se asemeja mas a un perro con su inseparable hueso, pero no cabe duda de que un hombre desnudo con una flor en la boca, y postrado ante el poder de unos tacones femeninos, encierra mucha más poesía.
Le indica que la siga. Están en otro departamento de la mazmorra. El esclavo arrodillado, portador de la flor de la vulgaridad, contempla como el ama se descalza, esta vez ella sola, y se empieza a enfundar unas medias apoyando su pie sobre una silla. No existe una imagen cargada de mayor poder erótico, en el universo conocido y desconocido, que una mujer acariciando su piel con el nylon negro de unas medias, mientras apoya su pie en una silla. El esclavo empieza a salivar por la comisura de sus labios, pero no sabría precisar si es por sostener tanto tiempo el tallo de la flor en su boca, o es que por momentos se está trasmutando en un perro cada vez mas embobado en su devoción, y más encendido en su celo.
Ella, se recuesta sobre una cama, y exhibe sus piernas enfundadas, le indica que se acerque al borde de la cama, y le valla quitando las medias muy despacio. Cuando está a punto de quitárselas y la media ya solo cubre la punta de los pies, le dice que pare, para continuar aún más despacio. Otra vez la flor se abre y exhala su fragancia. Después, es el turno de la otra pierna.
El ama se levanta, pone el pie sobre la espalda del acólito para obligarle a inclinarse. Empieza a caminar con los pies descalzos a un lado y otro de la estancia. Mientras, el esclavo inclinado la observa. Hay algo tremendamente sensual y mágico cuando una mujer camina descalza, y en cada pisada el pie parece adquirir diversas formas y ninguna parece asemejarse a la otra. Quizás, no se ha inventado una palabra que alcance a describir la belleza de este acto con total precisión. También, el contemplar un caminar femenino con los pies descalzos, infunde ternura y protección, pues es imperdonable si te consideras un hombre, permitir que toquen el suelo, y no ofrecer tu cuerpo como alfombra, pues la delicadeza siempre debe sostenerse en el aire. Pero el ama ahora quiere que el esclavo observe su caminar, y demanda su atención y consciencia ante su caminar. Vuelve hacia él, y reclama otra vez la rosa a sus pies. Él, la deja caer mientras contempla como pisa sus pétalos, y es entonces cuando un hombre desea convertirse en una rosa, aunque ésta sea vulgar.
El ama le señala unos zapatos abiertos, y él se los calza. Clava su tacón sobre su espalda para que nuevamente se incline, y su campo de visión sea el adecuado frente al caminar de una Diosa sobre la tierra.
Si el caminar descalzo de una mujer, inspira delicadeza, ternura y protección, el caminar con tacones, que no es caminar mas bien pisar, despierta otra clase de sensaciones y sentimientos; pues suscita rendición, claudicación sometimiento y entrega sin condiciones, pues no existe mayor poder de seducción sobre la tierra, que una mujer pisándola firme con sus zapatos de tacón alto.
El ama detiene su poderoso y sensual caminar. Con un chasquido de sus dedos y señalando el suelo, le ordena al esclavo que se acerque hasta ella. Éste, acude presto andando a cuatro patas. Dos dedos debajo de su barbilla le señalan que levante la cabeza hacia ella.

"Acabo de componer una sinfonía de belleza con la materia de tus fantasías...¿No crees que debes de empezar a considerarme como una mujer muy especial y única para ti? ¿No crees que merezco otra clase de rosa que esa vulgaridad que has depositado a mis pies? -Zas Zas¡¡  - Dos bofetadas-  ¡Lame mis pies como un bue perro!"

El esclavo se inclina, y lame con entrega desesperada, como queriendo deshacer con su devota lengua las tiras del cuero que cubren los pies del ama. Rápidamente, apenas habiéndole permitido adorarla, le retira  los pies con divino desdén. Le vuelve a pisar la espalda, doblegándolo.

"Besa el suelo que piso, mi reino para ti debe ser como tierra santa para un cristiano"

El ama se encamina hacia su trono y se sienta en él. Ordena acudir al esclavo. Le da instrucciones. Debe ir al baño y coger un barreño con agua tibia, gel y unas toallas. Quiere que le lave los pies. Se los lava sintiéndose el mas humilde de sus siervos, lava sus pies con las manos desnudas pero llenas de devoción. Los seca meticulosamente, y coloca unos cojines para que los pies descansen sobre ellos.

"Ahora quiero que te inclines ante mi plenamente convencido de tu sumisión y respeto, plenamente convencido de que te inclinas ante tu verdadera Ama, convencido sin reservas, de que soy esa mujer que no merece menos que la entrega de tu libre voluntad, pues no soy otra que la dueña que moldea los sueños de tu verdadera libertad. Si no estas plenamente convencido, no te inclines y vete"

El sumiso se inclina sin pensarlo demasiado. Y ella pone el pie sobre su cabeza.
Transcurren unos instantes antes de que le ordene volver a incorporarse. Le venda los ojos y le pone un esparadrapo en la boca. La lección prosigue.

"He decidido sellar tus labios y privarte de la vista. ¿Vas a hacer algo para impedírmelo?"

El esclavo niega con la cabeza

"Aunque quisieras, aunque intentaras hacer acopio de fuerzas con las que ejercer alguna soberanía sobre tu propia voluntad, sería inútil"

Le ayuda a tumbarse boca arriba para que se convierta en alfombra para sus pies. Los pone sobre su cara, se los pasa por su boca maniatada.

 "¡Chupa!  Vamos...¡Chupa!"

El esclavo gime.

-" Ahhh.. ¡Es verdad! Ya no tienes lengua para Lamer, ni ojos para ver... Con lo bonitos, suaves y limpios que me han quedado... Pobre perrito, no puede chupar los pies de su ama, ni verlos caminar por el suelo...  Imagínate que te dejo sin lengua para siempre y ya no puedes chupar mas mis pies... ¿Te lo imaginas? ¿Puedes llegar a imaginártelo? Sólo puedes olerlos pero ya nunca más puedes adorármelos. ¿Puedes imaginar un peor castigo para ti? Quizás ahora valores mucho más el privilegio que suponer estar a mis pies y poder adorarme"

Le restriega los pies por la boca maniatada y el esclavo gime desesperado. Empieza a acariciarle el cuerpo con sus pies. Estimula su pene con sus pies, el miembro florece a sus pies.

"Te he dejado sin boca, sin ojos, pero he querido dejar el resto de tu cuerpo intacto para que sientas el poder de mis pies. Poder para dar placer.. O.. Para... Causar dolor.. Para llevarte al éxtasis o para conducirte a un tormento..."

Tras excitarle le golpea el pecho, le pisa el pene y lo abofetea con la planta de sus pies.

"Esto te enseñará que ya no eres un perro fetichista, eres mi perro fetichista, el esclavo de mis pies; pies, hacia los que sientes un irrefrenable deseo por besarlos, no porque necesites satisfacer tus deseos, tus instintos, si no pq son los pies de tu Ama a la que adoras como una Diosa.." Zas Zas Zas!!

Percibe que ella se ha levantado y se ha ido. Dejándole abandonado en el suelo. No sabe cuánto tiempo transcurre, seguramente no es demasiado pero se le hace interminable, pues le invade una terrible sensación de abandono, de soledad, de orfandad, de vacío. Sin embargo, no se atreve a levantarse, ni ha quitarse la venda ni el esparadrapo. Permanece donde ella le ha dejado tal y como le ha dejado, como una última voluntad que nadie se atreve a contravenir y todos respetan,  Ella es un ama con ese poder.
De repente, vuelve a percatarse de forma muy tenue que ella está presente. Puede ver como le observa, como es su expresión, como analiza la inquietud que le invade, y permanece quieto a pesar de ello, puede ver su sonrisa de satisfacción aunque tenga los ojos tapados. De buenas a primeras, sin previo aviso, siente el pie de ella sobre su pene y la excitación es tan inmediata, tan repentina, tan abrasadora, que siente un profundo sentimiento de devoción hacia ese pie que le pisa la entrepierna, y le produce una convulsión interna que le sobrecoge, y le hace ser consciente de que ningún otro pie se lo va producir. Podrá besar otros pies que le sugestionen como fetichista, pero ahora comprende que solo pueden haber unos a los que adorar. Está entendiendo la diferencia exacta entre besar unos pies, y rendir culto a unos pies. Está aprendiendo la lección como un buen esclavo.

-"¿ Te has sentido solo, cachorrito?
-"Mmmmm...Mmmmm"

-"Nunca abandono a mis cachorros, una vez asumen que desean pertenecerme. Y siempre les protejo"

Deja de pisarle la entrepierna y le pasa otra vez los pies por la boca. Se la pisa. El esclavo desearía poder romper el esparadrapo con la lengua.
Finalmente, el ama le ayuda a levantarse y ponerse de rodillas. Le quita el esparadrapo y le devuelve la visión. Ella está en frente de él... Totalmente desnuda, portando una fusta en sus manos. El ciego, recupera la vista, vuelve a la luz y lo primero que aparece ante sus ojos, todavía algo borrosos, es la grácil y esbelta figura del ama, sin nada de ropa. Se muestra desafiante y tentadora frente al hombre que tiene arrodillado, es como si Isthar, aburrida de seducir a todos los dioses de la antigua Mesopotamia, hubiese descendido de los cielos para aparecerse ante un pobre mortal, y subyugarlo, jugando con su alma para divertirse con nuevos estímulos.
El pobre mortal, esta desconcertado. Ella se acerca más a él, aproximando su vagina a las inmediaciones de su boca. La desea, la venera pero la desea, quiere sentir su piel, abrazarla, llenarse de ella, pero es sólo su esclavo, no puede acceder a su cuerpo sin consentimiento real, más bien sin decretó divino, casi ni se atreve a pensar en desearla, pues una Diosa no cede la soberanía de su cuerpo así como así, y menos a un pobre diablo como él. Le resulta imposible resistirse a saborear su piel, empieza a lamer sus piernas, luego escala por sus muslos. Sus manos se aferran tenuemente a sus muslos por detrás. Lame su ombligo. Está traspasando unas cuantas líneas Rojas, respetuosa y sumisamente, pero las esta traspasando, mientras ella esboza una sonrisa de satisfacción, y dibuja una expresión en su cara de refinado deleite. El esclavo, empieza a acariciar su vagina con sus labios, y el rostro de la domina trasmite toda la perversa complacencia del que ha estado esperando su momento, del que sabe jugar con la sensualidad a su antojo, para caer sobre su presa y embriagarse  de su propia pulsión  dominante. Pone su mano sobre la cabeza del pobre esclavo, obligándole a agacharse, después el pie sobre la espalda. Zas Zas Zas!! La fusta lame con aspereza  el desvalido culo del esclavo.

-"¿Como osas atreverte perro?
-" Lo siento, mi señora no volverá a pasar"
Zas Zas!!
- -¡Al suelo boca abajo!

Está tumbado boca abajo a los pies del trono. Ella se sienta y pone uno de sus pies sobre la cabeza, mientras con la fusta le castiga. El castigo incluye la debida humillación para que el esclavo no olvide cual es su lugar frente a ella. Zas Zas!! El dolor no estaba incluido en los pactos originales, pero si el esclavo vulneraba alguna regla sagrada, el ama se reservaba su derecho a infringirle un castigo físico, antes de dar por finalizado el acuerdo. Así que, sólo hay una persona que no ha respetado el compromiso original, y ahora paga las consecuencias, pq si no, sabe que dejara de ser su esclavo, sin posibilidad de volver a serlo. Ella, disfruta mucho más azotando el culo de un esclavo al que no le gusta mucho ser azotado pero que debe asumir el castigo por su torpeza, o por su debilidad, que el de un verdadero masoca que goza con el dolor. El segundo, disfruta, el primero sufre, y si sufre, es solo por ella, y esa entrega y hasta donde este dispuesto a sufrir, es lo que mas la excita. Así que, dosifica los azotes pero también el momento para saborearlo mejor.

"Tu lengua es ardiente pero muy osada. Te queda muy lejos aun, el día en que te conceda el privilegio de enseñarte la diferencia entre comerte un coño y adorar el sexo de una Diosa, y ahora mismo, la posibilidad de que llegue ese día acaba de alejarse mucho mas... ¿Te has creído que íbamos a bailar el Hoochie - koochie  toda la noche?
Zas Zas!!

" En ningún momento me has hecho sentir que soy tu Diosa , y te permites llegar a pensar que puedes acceder a mi cuerpo de una manera más profunda y explícita  ... Estabas en el nivel 0, pero acabas de descender al  -1 .. Zas Zas!!

El esclavo suplica no seguir siendo azotado. Todavía le propina un par de fustazos más antes de que cese el castigo. Le ordena incorporarse. Le vuelve a cojer la cara entre sus manos, como siempre hace, y le escudriña con una mirada de triste decepción un tanto impostada, al tiempo que dice...

-"No paras de decepcionarme ..:

Le suelta la cara, y se recuesta hacia atrás en su trono. Después, con un tono sereno y distante sentencia...

"Bien, la lección ha llegado a su fin. Ahora, dame las gracias, besa mis pies, y vete. Y no quiero oír ninguna suplica más"

El esclavo, le da las gracias, se inclina y da un beso a cada pie. Un beso dulce y sostenido que casi es como una caricia de tierna devoción. Se viste, y sale por la puerta con el corazón en un puño.
Al día siguiente la llama varias veces, y le pone mensajes sin respuesta. Por fin, en un último intento, al final del día responde a su enésima llamada....
-"¿Si?"
-"Soy Yo..."
-"¿Tu?... ¿Quién eres Tu?... Ah, si, el esclavo de la rosa vulgar... ¿Qué quieres?"
-"Quiero verte un momento si es posible... Mi señora.."
-"Tengo toda la semana cubierta... Y es muy posible que la siguiente también... Vuelve a intentarlo en dos largas e interminables semanas"
-"No es para una sesión... Solo... Sólo, necesito un minuto para darte algo y luego me voy.. No pido más...Por favor ... Sólo un minuto, y no te molesto mas"
-"Mmmm??...La verdad es que me estás intrigando... Te advierto que después del nivel  - 1 viene el - 2...Y desde ahí, ningún esclavo ha conseguido remontar, y te aseguro que tú no vas a ser el primero. . Debes medir muy bien los pasos que des conmigo a partir de ahora..."
-"Solo un minuto y no te molesto más... Por favor..."
-"Vuelve a pedírmelo por favor, pero esta vez ponte de rodillas"
-"Estoy de rodillas ... Por favor, mi señora"
-"Y.. ¿Te estás empalmado cuando me súplicas?"
-Si. Si... Por favor ...Te lo suplico"
-"Mmmm ?? Esta bien te doy tu minuto, pero procura aprovecharlo, pq a lo mejor es lo último que te concedo...En media hora"

El esclavo se presenta. La puerta de entrada se la encuentra abierta. Oye la voz del Ama dándole permiso para entrar. Se encuentra sentada en su escritorio, trabajando con el ordenador. Lleva puesta una bata larga y negra, parcialmente transparente, que cubre casi todo su cuerpo, y unas zapatillas de andar por casa a juego, pero ornamentadas con mucha elegancia.
El esclavo se arrodilla, lleva un presente en sus manos. Ella sigue tecleando ignorándole. Tras un corto espacio de tiempo dirige su atención hacia él..
 -"¿Y Bien?"
-"Vengo a disculparme mi señora, y a compensar mi mal comportamiento depositando esta rosa a tus pies, una rosa muy especial y bella, una rosa que está a la altura de lo que tu mereces mi señora."

Le ofrece la rosa y ella la coge con sus manos, la observa con detenimiento, la huele.

-"Mmm...¡Es una rosa negra de Jericó!.. ¡Valla!  Que bonito detalle, parece ser que mis lecciones van causando un efecto en ti... ¡Es preciosa!
¡Me encanta!.. Es una rosa única, con el poder de la resurrección, si, me identifico mucho con ella"

Observa otra vez la rosa, se deleita con el presente con la que ha sido obsequiada, y con el penitente que aguarda a sus pies, humildemente.

 "Agradezco tu regalo... Ahora...Puedes retirarte"

Le tiende la mano augustamente y el sumiso, se la besa en otro beso largo y sostenido. Éste, se levanta, se dirige hasta puerta y cuando esta a punto de abrirla, oye la voz del ama...

-"¿A dónde vas esclavo?"
-"Me has dicho que..."
-" He dicho que puedes retirarte que no es lo mismo que marcharte. Yo determino cuando entras y en que momento sales de aquí. Date una ducha y después vuelve, desnudo y aguardando instrucciones. No tardes"

Tras ducharse el esclavo lleno de alborozo se arrodilla y espera instrucciones. El Ama, sigue en su escritorio tecleando su ordenador, sin aparentemente reparar en el esclavo, que aguarda a sus pies. Tras unos segundos, sin apartar la vista del ordenador, chasquea los dedos y le señala el suelo bajo su escritorio. El esclavo se tumba boca abajo, convirtiéndose en una alfombra para sus pies.

-Estoy revisando mi correo, no sabes la cantidad de hombres que aspiran a estar en el lugar que tu ahora te encuentras, ¿No crees que eres un perrito muy afortunado?"

Pone su pie sobre el pene.

-"Ahhh..Si mi señora... Lo.. Ahh Soy"
-" Debes sentirte muy afortunado y tener ese sentimiento muy presente, y así siempre te mostraras agradecido hacia tu Ama.. ¿No crees?"

"Sí... Ahh Mi... Señora"

Termina de ultimar sus últimas tareas frente al ordenador. Se levanta, y le indica al sumiso que la siga. La sigue a cuatro patas hasta su trono.

-" Bien, hoy he tenido un día duro de trabajo. Una de esas jornadas muy satisfactorias, pero que requieren de mucha energía, de lo mejor de mi misma como Domina. No hay nada mejor para relajarse, que tener a un buen esclavo agradecido besando mis pies, un esclavo que deje a un lado sus instintos, y que se limite a darme placer de la manera que yo desee, una lengua sumisa que me haga sentir que no hay nada que le importe más en el mundo, que aliviarme las tensiones del día, sentir que es un esclavo que profesa verdadero culto a mis pies, que me rinde una total devoción sin reservas, sin miedo, una lengua sumisa que sea capaz de  trasmitirme todo eso..."

Su pie empieza a juguetear con su entrepierna.

-"¿Quieres ser mi perrito lame pies esta noche y demostrarme cuánto te importa mi bienestar?"
-"Ahhh Sí..."
--"Mmmm ..Suplícamelo.."
- Ahh.. Por favor mi señora... Ahh.. Te lo suplico"

Extiende su pie hacia él. Y por fin, le permite besar sus pies, le permite expresar un ardiente deseo, de por si muy singular, pero que su acción de hembra dominante ha convertido en una devoción casi mística. El esclavo roza sutilmente sus labios por todo el pie, sin lamer, sin chupar. Luego los besa. Tras ello, muerde los talones suavemente. Después lame la planta con su lengua; la mete entre los dedos. Sigue lamiendo cada dedo, subiendo por el empeine. Finalmente chupa, chupa todos los dedos a la vez, menos el dedo gordo, que lo deja para el final. El Ama quiere que se meta todo el pie en la boca, y le empuja poniendo la mano sobre su cabeza. Repite un ritual de adoración parecido con el otro pie. Ella se recuesta hacia atrás y empieza acariciarse su sexo. El, prosigue con su labor de adoración plena y ella continúa acariciándose su sexo con mayor intensidad. Cada lamida es una plegaria, pero no al cielo, si no a la misma Diosa terrenal que adora, por poder seguir donde está, por continuar tributándole una rosa a sus pies, porque cada noche le abra la puerta, y le permita seguir a los pies de su placer.

Fin.



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