La súplica (por el escriba)

 Se escucha el ruido, casi imperceptible, de una fusta que cae contra el suelo. La fusta,

ha caído a los pies de una Domina quien se encuentra aposentada en el trono que preside su Real gabinete. En su pequeño reino, hasta los objetos inanimados terminan por caer postrados a sus pies. Entre esas paredes, su poder desafía a la misma fuerza de la gravedad. El ama, da unas palmadas para que su esclavo acuda. Éste, se presenta raudo arrodillándose con extrema prontitud a los pies de su soberana. La Domina, se dirige a él:

-"Se me ha caído la fusta al suelo y no estabas aquí para recogerla"
-"Lo siento.. Estaba limpiando el aseo como me ordenas ..."
-"¡No estabas donde tenías que haber estado!"
--Le interrumpe la Domina secamente-
-"Lo siento, mi señora"

Le ordena recoger la fusta con la boca y entregársela.

-"Debes ser castigado"
-"Pero.. ¿¿Como iba a oír o ver desde allí que..??."
-"¿Me estás cuestionando esclavo?"
-"No mi señora, acató tu voluntad... Sólo te suplico que no me castigues"
-"Tus súplicas no van a librarte del castigo, sin embargo pueden servir para que no te azote con demasiada severidad, siempre y cuando tus suplicas sepan agradarme, sepan como  arrastrarse hasta mis pies, de una manera en que consigan conmoverme de veras... ¡Suplícame! "
-"Mi señora yo, yo.. Ehh... Sólo aspiro a servirte cada vez mejor... ...Y..Ehhh. Necesito tanto de tus enseñanzas, pero sólo soy un torpe aprendiz que merece tu castigo... Sin duda...  Pero... Te suplico no seas muy severa... Me esforzaré...Por favor"

La expresión del Ama mientras escucha al esclavo es altiva y fría, pero en el fondo de su iris late oculta una soterrada y enigmática excitación. Su mirada es muy inspiradora para quienes gustan de someterse a la autoridad de una mujer especial. La punta de la fusta acaricia levemente el pene del arrodillado, en un gesto cargado de divino desdén. Analiza el estremecimiento que provoca en su esclavo, de una manera igualmente distante y glacial.
El divino gesto, ahora adquiere cierto matiz de refinado sadismo que convierte al artificio expresivo femenino en una autentica obra de arte suprema. Deja de jugar con el miembro del siervo.

-"Continua, vas bien, pero debes mejorar..."

El esclavo enfatiza aún más sus súplicas.

-"Mi señora... ¡Deseo tanto ser arcilla en tus manos! Por eso... Te.. Suplico que al menos no emplees la fusta, y ¡Que sean tus manos quien infrinjan el castigo moldeándome a tu capricho!"

La Domina suelta una sonora carcajada que resuena en cada rincón de su reino y en cada recodo del alma del esclavo. Su zapato le acaricia
la entrepierna

-" Te has ganado que no utilice la fusta... Te moldearé con mis manos como dices... Ja ja ja.. En cuanto a la duración del castigo, no te preocupes, será corta, pero mis manos te moldearan con mucha severidad, para evitar que tengas la tentación de pasarte de listo con tu ama." 

Le indica que coloque a cuatro patas. Se sienta sobre él. Aprieta sus muslos alrededor de las caderas del pobre jamelgo humano. Las manos azotan el culo. Es un castigo corto pero intenso tal y como fue decretado. Mientras aplica su real castigo, el esclavo aguanta estoicamente aferrándose a la poca duración prometida para poder aguantar con la debida entereza. Ella, parece ser invadida por un orgasmo de puro poder.
Se incorpora, le pisa la espalda para doblegarlo, y eliminar cualquier resto que pudiera quedar de voluntad propia en ese cuerpo y en esa alma, cualquier acto volitivo de masculinidad queda reducido a cenizas por el fuego que emana del poder de sus tacones. Retira la presión de su tacón, ahora le muestra el zapato para que lo lama, y el esclavo venera el poder femenino que ella representa mejor que nadie, sin ninguna reserva. Vuelve a sentarse en su trono. Chasquea los dedos, y el devoto se acerca de manera inmediata para volver a estar arrodillado a sus pies, como una mascota bien adiestrada. Le ofrece la palma de su mano para que los sumisos labios muestren gratitud a esa mano castigadora. Tras ello, ordena ser descalzada.
El empeine se desliza por los genitales del sumiso, su estremecimiento se renueva con más fuerza, pues ella es la suprema reina del estremecimiento. Se dirige otra vez a él con un gesto altivo e intrigante

-"¿Quieres saber pq te he castigado realmente?
-"Ahhhh... Si...ahh.. MI señora"

Le contesta en un tono de voz cariñoso pero perverso y algo impostado, como de niña caprichosa y consentida.

-"Mmmm..Deseaba mucho que mi esclavo besara mis pies, y la lengua de un esclavo recién azotado, sabe mucho más dulce y entregada... Mmmm ¿Crees que tu ama castiga de una manera injusta y arbitraria?"
-"Nnno...Ahh No.. En... absoluto"
-"¿Tienes algo que agradecer a tu Ama?
-"Ahhhh... Si, todo, todo mi señora... Gracias por tu castigo... Por...Tu gran.. Ahh.. Enseñanza... Por permitirme servir a tus pies...Ahhh"
-"¿Y que más?
-"Por el regalo que representa...Ahh.. El placer de adorarte...Ahhhh"
-"Asi me gusta... Ahora veamos si empleas tan bien la lengua para lamer como lo haces para suplicar".

Fín.


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