EL CAMBIO


EL CAMBIO
(Por Liliana)

Agotada después de un buen día recibí la llamada telefónica de mi prima, con tanta emoción me estaba invitando a celebrar su compromiso de bodas; a mi quien desde hace mucho ya no creo en el cuento de amor con sabor a vainilla, y aún así decidí ir con ella y sus amigas a celebrar, total algo que me haga sentir dentro de lo “normal” me parecía atractivo.

Estando ya pasadas de copas todas las invitadas (excepto yo porque no bebo alcohol) era momento de ir a bailar a una discoteca… uf que horror, pero bueno ya que estaba experimentando un cambio momentáneo de experiencias, acepté… aunque todo me iba a parecer muy típico y aburrido decidí ir a ese lugar para flirtear con algún hombre que me pareciera especialmente atractivo físicamente (porque dudo que exista alguno que me atraiga con amor romántico) para utilizarlo sexualmente, tal vez sería una buena idea experimentar un cambio con alguien común esa noche.

Estando ya en el local lleno de gente, comencé a buscar a mi presa, nada fácil, todo tan típico, hasta que... ahí estaba él, un hombre alto robusto, guapo, con una mirada de cielo azul y sonrisa despampanante. Acercarme a él con desplante no fue difícil, como la mayoría de machos recios él se creía irresistible, un don Juan cualquiera, tan guapo, tan estúpido pero como era una experiencia premeditada decidí hacer caso omiso a sus vacías conversaciones, yo entre tanto intentaba pasar como una mujer normal y corriente “deslumbrada por tanta maravilla”. Así bla bla, ya se terminaba la fiesta y el “hombre víctima” me estaba invitando a su casa, a tomar una copa de vino mirando el fuego de la chimenea mientras me prometía un momento único y romántico… a lo que yo pensaba pero qué aburrido que común y carente de imaginación… Sus técnicas de conquista eran básicas, “tengo mucho dinero”, “soy muy listo”, pero tal vez jamás me podría dar lo que quiero… o tal vez sí...

Siguiendo su juego lo convencí de ir a mi casa, quería llevarlo a mi terreno pero sin antes asegurarme que iba a darme un buen momento con lo cual le dije:

  • Si te llevo a mi casa es para tener un buen momento, inolvidable, exquisito pero primero quiero saber si estás dispuesto realmente a complacerme como a mi me gusta.
  • Por supuesto guapa, es lo que deseo, haré lo que tu me pidas para ello
  • Eso me gusta, me excita concretamente, quiero que recuerdes eso que acabas de decir porque soy un tanto exigente, espero que no te importe.
  • Para nada cariño, no te vas a arrepentir, ya veras, ven que te doy un adelanto.

El muy machote me agarró de la cintura y me apretó contra su bello cuerpo rozando sus labios con los míos a modo de provocarme, mientras yo tanteaba su culo con un ligero roce.

Llegamos a mi casa, el hombre guapo y estúpido miraba cada detalle de mi hermosa casa, tan cuidada y limpia ya que mi servidumbre hace las cosas a mi manera: con perfección, para eso están bien adiestrados, aunque en ese momento fui yo quien se llevó los merecidos méritos.

Cuando el guapo e indomado hombre ya estaba impaciente por ir a la acción, le hice saber que iríamos a mi sótano porque ahí tengo unos juguetes sexuales que seguro le gustaría conocer.
Bajamos y para hacer más emocionante el momento no encendí las luces, sino que alumbré las escaleras con una vela negra, y con la luz de su llama podía ver la cara de mi víctima tan feliz
cuando vio el hermoso potro que daba protagonismo al lugar. Me miró con ojos de deseo y me dijo

  • Venga cariño ponte ahí en cuatro que te voy a mostrar lo que es un macho ibérico.
  • Jajajaja parece que todavía no entiendes bien

Y en un movimiento rápido puse las esposas en sus manos, a lo que vi en su cara un aire de
impresión, de “dónde me he metido” a lo que dije con una voz dulce y encantadora:

  • Me aseguraste un buen momento de lo contrario no estarías aquí. Ya he soportado bastante tus tonterías para darme el gusto de tocarte por completo, así es como yo me lo paso genial, sintiendo que te vas a entregar sin rechistar porque un macho ibérico cumple su palabra.
  • Nunca pensé que te referías a algo así… no se que pensar no se que decir.
  • Puedes decir lo que quieras mientras tengas la boca sin esta bola que te voy a poner, anda tienes tres segundos para hablar; uno, dos…
  • Está bien, la verdad es que es algo tan nuevo pero me gustas mucho y solo te pido que no me pegues tan fuerte
  • Jajajaa, el macho es mach o menos miedicas… bien me gusta que me temas, me divierte y me excita… no te voy a poner la bola porque quiero que uses tu boca ahora.

Y el macho emocionado pensaba que iba a dejarlo tocar mi zona íntima pero no, yo quería que su lengua recorra mis pies, mis piernas por completo, quería verlo arder en deseo por mi y lo logré.
Al ver lo desesperado que estaba decidí atarlo en posición de cuatro patas, quería ver su culo y manosearlo. El macho accedió porque estaba cegado por la lujuria, era tan hermoso verlo ahí, tan vulnerable, tan guapo, tan machista…. Clas clas clas unos azotes en su culo para darle un poco de color … sonaba bien yo cada vez me sentía más excitada, ya era hora de ponerme el arnés con uno de mis penes más realistas, mi strapon favorito: el de color negro. Al verme ahí con mi gran miembro tan erecto y yo tan mujer fue perturbador para su pequeña mente cuadrada. Me acerqué a él mostrando mis voluptuosos pechos pero el muy tonto estaba como ido mirando mi entrepiernas, así que decidí ponerlo en su boca y él sintiéndose muy excitado no reparó en dejarse.

  • Chupa con ganas y muéstrame tu estilo tan puteril que tienes, claro si hubieras mirado mis tetas tal vez ellas estarían en tu boca pero veo que eres una ramera como todas y sólo tienes ojos para mi juguete, me gusta como lo haces, eso es, lentamente mmm…

El macho estaba disfrutando pero confundido, no sabía si el hecho de que le gustara era normal … y yo decidí que era el momento de ir más allá, entonces comencé a acariciar sus nalgas mezclado con unos azotes que me transportaban al mismo éxtasis cuando lo oía gritar de gusto, poco a poco lo fui preparando hasta que su dilatación logró que penetrara con todo mi dildo dentro de él,
el ritmo de mis caderas rozando su culo y el arnés entre mis piernas nos llevaron al éxtasis.

El macho inseguro no sabía si volvería a verme y esa era su interrogante porque se daba cuenta que yo era la que decidía ...

En conclusión una mujer como yo nace Dominante, y por mucho que pretenda un cambio, 
el cambio fue para ese afortunado hombre que ahora es un esclavo  más de mi corte y que con total entrega y disciplina limpia mis zapatos con su lengua cuando yo lo requiero.

Fin.







Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cuentos BDSM