El Señor Fernández y la viuda de García (Segunda Parte) Por el escriba.

Fernádez sale a la calle, es un día lluvioso de un otoño gris. Camina por el asfalto mojado con una tormenta de desconcierto en su interior. Pobre Fernández, le han dejado con la mejor clase de miel en los labios. Camina resignado, sin rumbo, la única actividad que registra su cerebro es la imagen continua y constante de la viuda de García. Llevará unos diez minutos caminando por la calle como un naufrago a la deriva, cuando de repente suena su teléfono móvil. Es su jefe quien le llama...

-"Fernandez, me acaba de llamar la viuda de Garcia, dice que se ha dejado olvidado el paraguas. ¿Ha habido algún problema?"
-"No.Ningún problema. Todo en orden señor Galindo"
-"Bien Fernandez. ¡Pues vuelva y coja su dichoso paraguas, que no soy yo su puñetero recadero!"

El sr Galindo cuelga bruscamente. Es seguro que le diese su teléfono móvil a la señora viuda en algún momento, ofreciéndose altruistamente para lo que ella quisiera; pero lo que nunca pudo imaginar es que la única vez que iba a llamarle, el motivo iba a ser el encargo de darle aviso de un paraguas olvidado a un subordinado tan botarate como Fernandez. Pero...¿El paraguas? Fernandez lo llevaba en ese momento abierto para protegerse de la lluvia. No se había dejado nada olvidado, excepto quizás su corazón, que ya no era de su propiedad. Se apresuró para volver al ático. Su corazón se le aceleraba, lo sentía desbocado, brincando como un caballo salvaje. Se subió otra vez al ascensor que le ascendía a ese reino celestial del lujo, en donde se cumplían sus fantasías más refinadamente húmedas. Se abre la puerta, y allí, en el mismo recibidor, le esta esperando la viuda de Garcia con un gesto de contrariedad en su rostro, sus pies descalzos, y un tono en la voz de impostado desengaño.

-"¡Señor Fernandez me siento muy decepcionada con usted!"
-"Señora... No... No entiendo"
-"Creía que era usted un hombre especial y delicado, que comprendía los sacrificios que comportan irradiar belleza en este mundo tan feo"
-"Mi señora.. Sigo sin entender nada"
-"Mis pies Fernandez, mis pies... Mis pies son muy delicados, y el llevar siempre puestos esos zapatos de tacón alto para aportar esa clase de belleza que hombres como usted saben apreciar tan bien, y para que así puedan deleitarse con ella, conlleva unas consecuencias fatales para mis delicados pies...  Usted me ha estado probando esos zapatos nuevos tan maravillosos y luego se ha marchado sin mas, dejando a mis pies, doloridos, desatendidos, sometidos a un cruel desamparo...¡No lo esperaba de un caballero como usted!"
-"Pero.. Señora...  Estoy muy desconcertado..Usted me dijo que.."
-"¡Fernandez no me discuta! Cualquier caballero que se precie de tal condición se desnuda y se arrodilla pidiendo perdón con un sincero arrepentimiento"

Fernandez se arrodilla suplicando perdón, sin entender que halla un motivo para pedirlo, pero quizás eso es lo que lo hace tan excitante, pedir perdón arrodillado ante la dama de sus sueños, y de sus desvelos, le resulta tan estimulante. Ella con el dedo índice le  señala sus pies.
"Lama con la lengua"

Fernández se inclina y lametea ambos pies como un perro devoto y arrepentido. En un momento dado ella levanta uno de sus pies y le pisa la cabeza, mientras fernandez continua con su labor perruna.Tras ese primer conato de adoración fetichista, ella se sienta en una silla del mismo recibidor. Le indica a Fernandez que se acerque.

"Siga expresándome su arrepentimiento Fernandez"

Fernandez lame y chupa sus pies, intentando a través de su profunda entrega, redimir todos sus inexistentes pecados ante ella. La viuda de Garcia le observa muy complacida. Empieza a analizar a Fernandez con otro detenimiento. No es precisamente guapo, pero tampoco desagradable a la vista.Tiene unos ojos claros de mirada muy limpia e ingenua, que le despiertan ternura. La viuda de Garcia es una mujer crepuscular de vuelta de todo, ha visto demasiado, y a veces ella misma se ha visto obligada a hacer cosas poco honorables para sobrevivir en esta jauría de lobos. La ingenuidad y la pureza, por lo incalculable y excepcional de su valor, son las únicas cosas que pueden seducirla ya, a estas alturas de su vida, en un hombre. Ahora mismo, esta comprobando que sus labios son muy suaves, y le gusta mucho sentir su contacto, pues conmueven de una forma especial a toda su sensualidad.
Tampoco esta mal dotado. Es un hombre, que con el adiestramiento debido, tiene muchas posibilidades. Le agrada mucho la idea de ir moldeándolo a la medida de sus deseos de mujer especial. Pero, aun debe poner un poco mas a prueba su resistencia psicológica, porque el hombre que se atreva a tener el valor de estar junto a ella, debe tener mucha capacidad de resistencia. Empieza a subirse la falda, dejando traslucir todo el esplendor de su sexo. Fernandez percibe, mientras prosigue con su adoración sin tregua, que no lleva ropa interior. Ella empieza a acariciarse su sexo con la mano y a gemir con afectación.

"Ahhh Fernandez..."

Fernandez se viene arriba, nunca mejor dicho, y empieza a escalar con su lengua por el interior de los muslos de su adorada señora. Es un mar de dudas en un océano de confusión, pero no puede resistir la tentación, esa forma de gemir es como una llamada que hipnotiza, es un canto de sirena que le impele a adentrarse en la oscuridad del bosque, un bosque repleto de dulces y fatales tentaciones.

"Mmm.. Aahh.. Fernandez"

La boca de Fernandez se aproxima a las inmediaciones de la vagina y entonces... Zas Zas!! Dos sonoras bofetadas.

-"¡FERNANDEZ!... ¡Contrólese!...¡ Creía que era usted un caballero!
-"Lo siento, lo siento mi señora.. "
-"¡Que se ha creído usted! Esta abusando de mi confianza y de mi generosa hospitalidad. Usted, se ha pensado lo que no es. Yo soy su clienta, la mejor de sus clientas, y usted es solo un empleado. Le he dado permiso para cuidar de mis pies, pero para nada mas.. Sr Fernandez se ha propasado y se ha excedido con una señora respetable como yo.."
-"Perdóneme mi señora... estoy desolado... Ha sido solo un momento de ofuscación.. Es usted tan hermosa... Pero le juro por mi honor de caballero que no volverá a repetirse.. Le ruego me perdone"

Fernandez suplica de rodillas, desnudo. Mientras ella con simulada afectación y digna altivez, le observa con piadosa indiferencia. Aunque por dentro de tanto histrionismo escénico, todo su cuerpo esta embriagado de pura excitación domimante. Fernandez demuestra ser.. Tan manejable.. Tan candoroso.. Tan conmovedor"
"Esta bien Fernandez.. - dice ajustándose la falda y recolocándose el pelo, unos gestos que fingen recuperar la compostura perdida -  olvidemos este desagradable incidente. No daré informes de usted a su jefe, no quiero manchar su impecable historial de buenos servicios por un error puntual que ha cometido. Por mi parte queda todo olvidado, y le perdono"

Le tiende la mano augustamente, y Fernandez se la besa como si fuese la suma sacerdotisa que rige su destino. Ella, le retira la mano y se la pasa por la vagina, después le roza los labios con sus dedos para que se los chupe, y el pobre fernandez succiona con el dócil frenesí de un perro que cada vez está mejor amaestrado.

-"Le perdono Fernandez... Le perdono".. - sentencia la viuda en un tono de lasciva confidencia-
"Gracias mi señora Gracias"
"-Bien Fernandez vístase y márchese, ya conoce el camino"

Fernández se incorpora para vestirse con su pene tieso. Ella se retira con una ultima observación reprobadora"

-"Por favor Fernandez... Modérese.. Esa erección suya delante de una dama es altamente indecorosa.. ¡Recupere su compostura de caballero por el amor de Dios! "
-"Lo siento Señora, mil perdones... Intentaré controlarme mi señora"

Fernandez vuelve a salir a la calle con el rabo entre las piernas. Ha dejado de llover, pero en su corazón se ha desatado una tormenta. Siente que su vida se ha vuelto del revés. Que ya nada será igual. Antes, tenia una vida, gris y rutinaria, pero era una vida, sin sobresaltos, sin alteraciones. Aunque tampoco quisiera volver a su antigua existencia, no después de haberla conocido en su intimidad y de haber tenido el privilegio de adorarla. No es que no sea consciente del juego que se trae con él, porque pese a su noble candor y su acusada calvicie, de los pocos pelos que le quedan ninguno es de tonto, pero a el no le importa ser su juguete, en realidad, desearía que el juego no acabase nunca, convertirse en el objeto de sus juegos, y ser manipulado por toda la eternidad. ¡Oh que mujer! Suspiraba Fernandez. Estaba sumido en estas cavilaciones cuando al torcer una esquina se topa de bruces con Lina, la andina, la lúgubre y etérea ama de llaves de la señora. Vuelve a tener la sensación de que le traspasa el cuerpo, mientras impertérrita y apenas sin mirarle, la oye decir con una voz de ultratumba:

"La señora quiere que vuelva a la casa... Inmediatamente señor Fernandez"
Fernandez atónito, vuelve sobre sus pasos a torcer la esquina buscando a Lina para asegurarse de que la ha visto, y de que la ha oído decir lo que ha dicho...Pero no hay ni rastro del ama de llaves, literalmente se ha volatilizado. Raudo, regresa al ático de lujo. Sube el ascensor se abre la puerta y allí esta la viuda de Garcia, con visibles gestos de enfado mirándole muy fijamente, con expresión intrigante. Fernandez comprueba con gran alivio y felicidad que el juego continua..

-"Fernandez tenia de usted un concepto muy diferente."
-"No comprendo mi señora"
-" ¡Comprende perfectamente Fernandez!... Usted ha venido aquí, bien armado con todo su repertorio de galanterías, con todas esas cosas tan bonitas que me ha dicho sobre los zapatos... Con esos modales tan caballerescos postrándose para calzármelos, con ese cortejo tan refinado... Es usted un consumado seductor aunque no lo aparenta, es muy sutil como para poder apreciarse a primera vista..."
-"¿¿Yo?? ¿¿Un seductor??"
-"¡ No me discuta Fernandez desnúdese y arrodíllese confesando sus verdaderas intenciones de seducirme, Dios sabe con que retorcidos propósitos!"

El pobre Fernandez se desnuda precipitadamente y se arrodilla.

-"Yo le confieso lo que usted quiera mi señora pero le aseguro que mis intenciones son nobles y puras mi señora.. Yo... La adoro... Siempre he estado enamorado de usted... Haré siempre lo que usted quiera"

Ella se aproxima y le acaricia la cabeza.

-"Ve Fernandez.. Es esa forma que tiene usted de postrarse, de decir las cosas que dice..Está despertando en mi unas pasiones que creía dormidas para siempre... Usted me las provoca y después desaparece y no se debe dejar a una dama abandonada, para que se consuma sola en el fuego que usted mismo ha despertado"
-" Señora yo no lo he pretendido... Yo nunca la dejare sola, solo vivo para servirla.."

Con su mano le acerca hasta su sexo.

-"Mmm Como sabe reblandecer mi corazón. Sabe como pulsar los resortes que abren la entrada al templo de mi placer.. ¿Quiere usted traspasar la puerta?"
-"Oh mi señora mi placer es su placer"
Zas Zas!! Dos sopapos.
-"Menos galanterías Fernandez y mas hechos... Obras son amores y no buenas razones.. Estoy muy enfadada con usted, así que... Va a tener que pedir permiso.. Mmm.. Suplicando.. Por la puerta de atrás"

Diciendo esto último, se da la vuelta, se levanta su falda y descubre toda la voluptuosidad de su trasero, que para Fernandez es la visión del paraíso en su versión mas lujuriosa; sumerge su lengua en la generosa carnosidad de las divinas posaderas de la Viuda de Garcia.
Tras suplicar su permiso por la puerta de atrás, ella se da la vuelta y le acerca la cara a su vagina indicándole que  tiene la entrada libre al templo, y Fernandez, se dispone con su sumisa y devota lengua a descifrar los misterios de su sexo. Las bofetadas le enseñan y le indican como se debe regalar placer a una Diosa.
-" Ahhh Dígame cuanto necesita sentir mi sexo en su boca.. Mmm ¡Digamelo!" Zas zas!!
-"Ah lo necesito mas que a mi vida.. Lo necesito para respirar... mi señora"
"Mmm .. Es usted un perro... Tan... Delicado" Zas zas!!

La Diosa, alcanza el clímax con el súbdito tumbado sobre el suelo y el sexo de ella sobre su boca.
Se incorpora y pone su pie sobre el pecho de Fernandez, le pasa el pie tiernamente por los pezones y por la comisura de sus labios, el pene  cobra mas vida, y ella se lo pisa, la posesión absoluta de Fernandez se ha completado, solo resta una ofrenda simbólica para sellar su compromiso de eterna esclavitud, e imperecedero culto.
Le indica que se levante, que coja su ropa y que la siga. Están otra vez en el dormitorio de la señora, en el vestidor, donde tiene su inacabable colección de zapatos. Se sienta en la silla.

" Fernandez no me ha calzado todos los zapatos que compré, elija otro par y cálzemelos"

El profesional, retorna a su oficio. Extrae un par de otra caja. Estos son tipo sandalia, de color dorado, con un ornamento exquisito, dos adornos hacia arriba en forma de alas superpuestas y  tacones estratosféricos.

-"Giuseppe Zanotti, palabras mayores mi señora, siempre con una ornamentación primorosa. Cada zapato que crea esta firma es un obra de arte de la mas sublime artesanía. Lleva usted señora un bello poema en sus pies, una oda que realzará la divina belleza de sus pies"
-"Ohhh Fernandez, y luego dice usted que no es un Don Juan seductor...  Dígame... ¿Le ha hecho feliz esta inolvidable velada que hemos  pasado juntos?"
-"Feliz es poco mi señora.. Muy feliz señora... He sido el hombre mas feliz sobre la tierra"
-" Me encanta oír sus halagos Fernandez... Bien, me gustaría que derramase toda su felicidad sobre mis pies y sobre estos zapatos tan hermosos, seria un bonito colofón a nuestro encuentro, así como una hermosa ofrenda digna de un caballero de su categoría ¿Le gustaría Fernandez?"

Ella extiende su pie y empieza a acariciar la entrepierna de Fernandez.

-"Ahhhh Mi señora no tengo palabras.... ahhh.. Para expresarle.... ahh mi agradecimiento"

Ella cruza sus piernas. Fernandez se situa de lado hacia ella con el pene a la altura de donde cuelga su pie. Empieza a masturbarse. Ella observa con regocijo como Fernandez le tributa su ofrenda, entregándole su placer. En un momento dado le ordena parar, y le abofetea el pene con su mano. Se lo coge y se lo aprieta al tiempo que le dice:

"Mas despacio Fernandez debe recrearse en la belleza de mis pies y no es propio de caballeros correrse sin permiso de su dama... Prosiga, pero diciéndome esas cosas tan bonitas que usted dice tan bien... Y cuando le de el permiso.. Quiero que eyacule pronunciando mi nombre... Lavinia... Mi deseo es que diga: Adoro a mi Diosa Lavinia"

-"La adoro... La adoro... ahhh desde la primera vez que la vi.. ahhh.. Siento que le pertenezco mi señora... La serviré siempre, haré... ahh todo lo que usted quiera.."
Otra vez le ordena parar, le abofetea y controla su excitación con la presión de su mano. Repite la operación varias veces, con Fernandez expresando verbalmente su rendida adoración. Hasta el momento en que ella, concede su beneplacito para que el devoto súbdito derrame toda su blanquecina dadiva sobre sus pies. Mientras eyacula pronuncia entrecortadamente su nombre de Diosa a la que adora, ella, le observa con signos de excitación, una excitación que nace en su cerebro dominante y se va trasmitiendo por todo su cuerpo en una oleada de inenarrable placer metafísico; que termina al sentir las gotas de semen derramadas sobre su pie, y que la persuaden de que para el hombre con el pene arrodillado, entregado, y desposeído de voluntad propia, es una autentica deidad hecha mujer.

"Fernandez hay restos de su semen sobre mi pie.. Límpieme... Con su lengua si hace el favor"

Obedece, pero sin mucho entusiasmo, lamiendo muy superficialmente.

-"Fernandez noto cierto desagrado en usted, ¿Le da escrúpulos? Acaso... ¿Rechaza mis pies?"
-"No No en absoluto mi señora"

Le ordena que la descalce, después que abra bien su boca, y le introduce todo el pie para que lo chupe hasta el fondo. Le retira el pie, se levanta de la silla, obliga a Fernandez a ponerse a cuatro patas, y cabalga sobre él propinándole una azotaina. Tras el correctivo, se incorpora y le pisa la espalda doblegándolo mientras le recrimina:

-"Parece mentira Fernandez un caballero como usted rechazando unos pies tan bellos.. Debe adorarme por encima de sus ascos, de sus escrúpulos; de sus miedos, de sus limitaciones... Por encima de todas las cosas, usted Fernandez... Me adorara como a su Diosa"
-" Si mi señora..Perdóneme señora, lo siento mucho.. Perdóneme"

En ese momento, Fernandez percibe una presencia familiar que entra en el vestidor, y que lleva consigo un barreño de agua, unas tohallitas y papel.

" Gracias Lina tan oportuna como siempre. Puede retirarse.... Ooh no tiene de que preocuparse Fernandez, Lina es una mujer de una discreción absoluta, sus secretillos estan a salvo... Ahora límpiese rápido, y láveme los pies, mis pies le necesitan Fernandez"

Se limpia y vuelve a postrarse, esta vez para lavarle los pies. Le reitera su arrepentimiento y vuelve a rogarle perdón.

"No se atormente Fernandez.. Yo no exijo la perfección, pero si que aquellos que elijen servirme, aspiren a  entregarse a mi de una manera perfecta. Además, sus imperfecciones sacian mi sed de controlar y disciplinar... Usted, limítese a obedecer y chupar donde se le ordene que yo me ocupare de todo lo demás"

Levanta su pie mojado del barreño mostrándoselo a Fernandez, quien se lo chupa con  fervorosa pasión.

"Bien, es suficiente, séqueme y cálceme mis zapatillas. Luego vístase porque tengo algo que proponerle".
CONTINUARÁ...


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