"Ella y él. Una pareja de lo mas normal"

 Eran una pareja normal en todo, salvo los términos en los que habían acordado su vida intima. Ella, era dominante y él, sumiso. Él, había subordinado su deseo sexual al de ella. Era su esclavo. Ella decía como, cuando, y de que manera. Y él, no tenia ningún poder de decisión al respecto. Con cierta frecuencia, le sometía a periodos de castidad, en los que había sexo pero solo para ella, mientras que el tenia prohibido incluso masturbarse, en el caso de dejarle el pene suelto, porque a veces le imponía llevar puesto el pertinente cinturón. Ejercía un control absoluto sobre su placer, hasta un punto en que el deseo de él, se confundía con la voluntad de ella.

En sus términos de acuerdo incluían el coito, pero no en un sentido convencional "misionero", ella siempre encima, y él debajo, y normalmente atado. Por descontado, que ella, previamente torturaba su cuerpo maniatado con los pies y con las manos. Más que una penetración era una absorción del pene en la vagina, una entronización de ella en toda regla, pues ella, era la realeza suprema dentro de los términos del acuerdo. En éste, él cedía el control de su energía sexual a ella, y cuando absorbía su pene, le embriagaba una sensación de seguridad plena, de sentirse a salvo de todo, como si tras atravesar una noche gélida y desolada, al fin se alcanza un refugio cálido que  protege tu aterido cuerpo del frio helador.   
Habían establecido incluso, que ella podía castigarle físicamente si el infringía la abstinencia impuesta. Ella, a veces empleaba una fusta para el castigo. A él, en realidad no le gustaba el dolor físico en si mismo, pero si le excitaba sumamente la idea de que ella hubiese adquirido plenos derechos sobre su cuerpo, hasta el extremo de poder castigarle físicamente con una fusta. Los periodos de castidad a los que le sometía le resultaban duros de llevar, pero al mismo tiempo, era altamente excitante que su pareja tuviera un control absoluto sobre su sexualidad. Alguna vez infringía la prohibición que ella le decretaba de palabra, y se pajeaba cuando ella estaba ausente, incluso en ocasiones el mismo se lo confesaba, sin que ella en principio hubiese sospechado nada; a veces era ella quien le obligaba a confesar, le sacaba la verdad. Ella y él, él y ella, participaban de un juego psicológico sin tregua, que hacia avivar el fuego eterno de un deseo por dominar y ser dominado, y que no parecía extinguirse nunca.
Exceptuando el terreno sexual, por lo demás parecían una pareja de lo mas normal... De hecho, eran de lo mas normal.

Compartían en buena medida una misma manera de ver la realidad, y ciertos valores comunes, votaban al mismo partido político, Iban cogiditos de la mano por la calle, y ella se acurrucaba por las noches en la cama cogiéndole por detrás, y esas cosas. Pero incluso en el aspecto erótico afectivo, ella era la voz cantante; pues podía espontáneamente demandarle afecto y cariño en forma de abrazos, cogiditas de manos, besitos, abordarle por detrás cogiéndole por la cintura, y todas esas carantoñas de enamorados, tanto en publico como en privado. En cambio a él, ella, en publico no le permitía acercamientos cariñosos, pq decía que no le gustaban los amantes empalagosos, si alguien podía ser empalagoso era solo ella. Sí, se lo permitía en la intimidad, pero de una forma muy concreta. Debía de arrodillarse y empezar a rozar sus mejillas con sus pantorrillas como hacen los gatos con sus bigotes. Ella decía que el adoptar la actitud de gatito perdido ronroneando a sus pies, era muy terapéutico para el, pues siempre le recriminaba cuanto le costaba expresar sus emociones, y ser su "lindo gatito" le ayudaba mucho.
A ella le encanta tener a su "lindo gatito" a sus pies reclamando atención y cariño. Ella y él, una pareja de lo mas normal, con caricias, arrumacos y esas cosas.

Habían establecido una frase, que ella podía pronunciar en cualquier momento, y entonces, al pronunciarlo, la "normalidad" se hacia añicos. Solo con oír su voz pronunciándola, a él le invadía una ola de excitación indescriptible por todo su cuerpo. El ritual funcionaba mas o menos así:
Ella decía la frase, que era:

"Quiero a mi esclavo... ¡Ya!".

Seguidamente se descalzaba y apoyaba uno de sus pies sobre una silla, o sobre los reposabrazos del sillón. Él, se arrodillaba y besaba su pie...Después, él se tumbaba boca arriba, abría las piernas y decía:

 "Soy tuyo".

Entonces, ella apoyaba su pie en sus genitales, en un acto simbólico de toma de posesión. Su pie, pisándole la entrepierna, le producía una sensación como de lava volcánica avanzando inexorable por todo su cuerpo.  Empezaba el juego. Un juego, donde ella ostentaba la máxima autoridad, y poseía poderes ilimitados, mientras que en él, su único privilegio era la obligación de someterse y satisfacerla.
En función de como considerara ella que había sido el nivel de entrega de él, lo premiaba con un orgasmo, siempre de la manera que ella eligiera, o lo castigaba con algún correctivo físico, o con alguna castidad penitente.
En ocasiones, el ritual no era tan ceremonioso. Ella llegaba a la casa muy estresada del trabajo. De camino le ponía un "Whats App":

"Quiero a mi perro esclavo ¡Ya!... Y desnudo" .

Él, la recibía en la puerta desnudo con la cabeza agachada. Ella, con signos evidentes de venir muy  excitada y con una carga de stres típica de un mal día en el trabajo, sin mediar nada se abalanzaba sobre el, y mas que besarle, le devoraba la boca. Tras ello, le soltaba dos bofetadas, y le obligaba a ponerse de rodillas, empujándole la cabeza hasta su vagina. Después, le ordenaba quitarle las bragas con la boca, y lamerle el sexo...

-"Ahhh Se un buen perro... Necesito a mi perro mas que nunca ¡Vamos! ¡Chupa perro! ¡Chupa!

Era una comida de coño muy animal y bien aderezada con ciertas dosis de violencia en forma de  bofetadas. La frase que indicaba que el juego tocaba a su fin, era: "Gracias mi amor". Y volvían a la "normalidad". Como ya he dicho... Eran una pareja de lo mas normal.. Con besos íntimos y esas cosas.

Tan normales eran, que también discutían. Claro que ella tenia el poder de acabar con la discusión con solo pronunciar la frase. Pero, era una mujer inteligente, no necesitaba de abusar de su poder para imponerse, pq pensaba, con buen criterio, que cualquier abuso de poder denota una gran debilidad. Quería batir a su pareja en igualdad de condiciones, haciendo uso de su capacidad de argumentación para demostrar que la verdad objetiva, estaba la mas de las veces de su lado.
También, era capaz de reconocer que en ocasiones no llevaba la razón..

"Tienes razón - decía - pero debes aceptarme tal y como soy, como yo lo hago contigo. Se admira a las personas por sus virtudes, pero se las quiere por sus defectos... ¿No crees?"

Esa solidez de argumentos a el le desarmaban tanto como cuando pronunciaba la frase que activaba su necesidad de sumisión ante ella.
Sin embargo, en alguna ocasión, tras una disputa dialéctica algo mas acalorada, pronunciaba la frase, y tomaba alguna represalia contra él; como por ejemplo, imprimir mas intensidad a los fustazos de lo que el podía tolerar, hasta que le suplicaba que parase. Tenia la responsabilidad del poder, pero también era humana y un mal día lo tiene cualquiera. Quien sabe si tanto ella como él, inconscientemente buscaban discutir porque le daba a su juego de pareja ama- esclavo un plus mas excitante. Los dos, cumplían con su destino de fustigar y ser fustigado. Ella y él...  Como ya he dicho, una pareja de lo mas normal, con discusiones incluidas.

Ella, por su trabajo, - por descontado el sueldo de ella era sensiblemente superior al de él-  cada dos semanas, pasaba una fuera de casa, regresando el fin de semana. A veces, le dejaba con el cinturón de castidad puesto. Él, lo odiaba, se quejaba, suplicaba, se enfurruñaba, a ella le encantaba verle enfurruñado como un "perrito rabietas".. Pero todo era inútil, no podía hacer nada. Ella, se ponía dulce y melosa diciéndole..

-"Cariño es el mas cómodo del mercado, siempre busco lo mejor para ti, me hace tan feliz que te guardes para mi"

Después le rodeaba con sus brazos, y lo besaba deshaciendo su lengua con la suya, mientras le agarraba del paquete. No había nada que pudiera hacer. Ya no era propietario de su propio pene, y no era algo que en realidad le disgustara.
Ella, dejaba una copia de la llave a un familiar, con orden de entregársela a él, si sufría algún percance en el viaje. Pero lo cierto es que, la mayoría de las veces dejaba el pene de su marido a su libre albedrio, diciéndole que tenia que educar su voluntad, manteniéndose casto hasta su regreso. Y entonces, ya veríamos.

Ella estaba regresando al hogar conyugal tras cinco días fuera de casa. El día de la partida, habían vuelto a discutir por algo sin importancia. Con las prisas y el acaloramiento de la discusión, ella había salido por la puerta dejando una sensación en el ambiente de tensión no resuelta, casi irrespirable. Mientras volaba en el avión, se arrepintió de no haberle dejado con el cinturón puesto, no se merecía menos, cayó en la cuenta que con las prisas y la discusión se le había pasado. Como ya he reiterado, eran una pareja de lo mas normal. Discutían y en la convivencia alimentaban sentimientos encontrados, como todas las parejas. Claro que, en este caso quien tenia la sartén por el mango era ella, una sartén siempre preparada para freír un par de huevos. Pero por lo demás... De lo mas normal.

Él, había pasado la semana con el pene muy suelto pero la conciencia muy atada. Se sentía mal por la forma en que se habían despedido. Se arrepentía de haber discutido. Y también sabia que cuando ella regresase debía preparase, pues es seguro que le aplicaría un buen correctivo. Hoy ella regresaba a casa, y sentía una mezcla de alegría, miedo y excitación. Intentó llamarla, ponerla varios mensajes para suplicarle perdón sin obtener ninguna respuesta en toda la semana, hasta que hace solo unos minutos había sonado la señal del "Whats app". Era su primera respuesta en cinco días. El mensaje decía lo que ya esperaba:

"Llegaré en unos diez minutos. Quiero a mi esclavo ya. Y lo quiero esperándome en la entrada desnudo y a cuatro patas como un perro arrepentido"

Se había empalmado con solo leer el mensaje. Pero al mismo tiempo le invadió el miedo porque a buen seguro que iba a desquitarse con el por la ultima discusión. En realidad, no creía que a ella le durase el enfadado, pero iba a fingir que aun estaba enfadada porque después de cinco días, vendría con muchas ganas de someterle, y tenia una excusa perfecta para emplear la fusta mas de lo deseable para su gusto. Miedo, excitación, deseo, expectación, enfado y otra vez miedo. Así era su vida con ella, una montaña rusa de emociones a flor de piel. Como ya he comentado.... Una vida en pareja de lo mas normal.

Seria mejor que se apresurase y se preparara, no tardaría mucho en aparecer y si no le encontraba tal y como le había dicho iba a ser mucho peor. Siente el ruido del ascensor, y sus pasos caminando hacia la puerta, el sístole y diástole de su corazón se acompasan a esas pisadas. Oye el ruido de la llave introduciéndose en la cerradura, y su corazón se acelera. Ella entra, le observa con indiferencia. Deposita la maleta. Va vestida con ropa cómoda, vaqueros y zapatillas. Se descalza y le muestra su pie desnudo. Él, ha dejado en la puerta una chanclas preparadas para que esté cómoda y sus pies no toquen el suelo. Se las pone...

-"Ahora.. ¿Qué se hace?"

El besa repetidamente su pie con devoción hasta que ella lo retira. El ritual debe seguir su curso, se tumba boca arriba con las piernas abiertas. Ella le pisa su entrepierna y la lava volcánica empieza a cubrir todo su cuerpo.

-"Y ahora.. ¿Qué se dice?"
-"Ahhh.. Soy tuyo"
-"Ya lo creo que si, pero a ti parece ser que se te olvida"

Le indica que se incorpore, para ponerse de rodillas. Ella le acaricia la cabeza, preguntándole...

-"¿Me has echado de menos?"
-"Si, si mucho"
-"Muéstrame cuanto...

Le pasa la mano por la boca y él se la besa y se la chupa con urgencia apremiante, como si necesitara sentir el contacto de su mano para seguir respirando.

-"Mmm .. Así me gusta... Ahora vas a ir andando a cuatro patas, vas a coger la fusta con la boca y me la vas a traer...  ¡Obedece!"

Se la trae como un buen perro amaestrado, que sabe que su suerte esta echada. Le ordena que apoye medio cuerpo sobre un sillón. Ella le pone el pie sobre su espalda, sometiéndole, empieza a acariciarle el culo con la fusta.

-"Cinco días solito y con la colita suelta.. A tu aire... ¿ Como han sido tus pecados, de pensamiento, de obra o de ambos? ¡Contesta!" Zas zas!

La fusta empieza a ejercer su poder sobre la piel.

-"Por favor... No he hecho nada"
-"Te la habrás meneado como un mono ¿En que pensabas cuando te la meneabas? Es la hora de confiésamelo todo perro ... Zas Zas!!
-"Te lo juro.. No he hecho nada... Después de que te fuiste me sentí tan mal por haber discutido.. Créeme no me he tocado.."
-" Así que resulta que el perrito esta empezando a reeducar su voluntad. Pero que perro mas bien enseñado tengo.. Zas Zas Zas!!

Esos últimos fustazos le habían dolido. Eran de los que dejan memoria sobre la piel. Ya no siente la presión del pie sobre su espalda, y oye la voz de ella ordenándole que se incorpore. Se acerca a el, clava sus ojos en los suyos, es inútil pretender ocultarle algún inconfesable secreto a esos ojos que dominan el lenguaje del corazón, con el poder de follarte el alma, fulminándola en varios pedacitos, y de esos restos, moldear un instrumento perfecto al servicio de su placer mas perverso...
Su mano le manosea la entrepierna al tiempo que le sigue subyugando con su mirada...

"Mmm.. Parece que tus huevos están cargaditos.. Oh mira.. Tu colita  esta soltando alguna lagrimita.. Me encanta que llore por mi.. No se No se.. A lo mejor hasta dices la verdad.."

Ella se sienta en el sillón, le dice que se acerque hasta ella, y que ponga sus manos hacia atrás, manteniéndolas ahí. Observa su pene, y le observa a él, con una mirada de suficiencia escrutadora.

"Como no sienta un sabor intenso a leche, me voy a enfadar mucho, y los azotes que te dado hasta ahora, te van a parecer unos "cachetitos" de monja"

Le empieza a succionar el miembro y siente que la lava volcánica le está llegando hasta el gaznate y que casi no le deja gemir, ni jadear. Si, dentro de los particulares términos en que se había establecido su convivencia intima, se incluía la felación como una suerte de prerrogativa del poder supremo que ella ostentaba sobre él. Un regalo de la diosa aĺ súbdito. Ocurría de tarde en tarde, de manera totalmente arbitraria y cuando menos se esperaba. Era como los Reyes magos, pero sin una fecha determinada. Lo ataba, y se la chupaba, y ella disfrutaba sintiendo como el cuerpo esclavo maniatado por su poder de hembra, se retorcía de placer, un placer que emanaba de la boca de fuego de una versión mortal de la Diosa Hestia. Un momento, en el que a él le invadía la sensación de pertenecer a alguien de una manera plena y absoluta. La poca frecuencia, le otorgaba un valor incalculable, no es que no desease que lo hiciera mas a menudo, pero el carácter esporádico del asunto, conseguía que casi olvidase su deseo por una mamada; y cuando ella le concedía el sumun deleite de su beso divino, le hacia tocar el cielo con las manos, y acariciar las nubes con las yemas de los dedos; y entonces, renovaba su deseo con mas intensidad que antes del ultimo inesperado regalo. Tras recibirlo, se arrastraba mas que nunca ante la autentica dueña de sus anhelos y sus deseos mas ocultos. Como ya he dicho.. Una pareja de lo mas normal con felaciones y esas cosas...

Ahora no le estaba practicando una felación propiamente, mas bien era un test succionador..
Termina con su pequeña inspección y se incorpora poniéndose frente a él..

-"Mmm.. La verdad que me estas generando muchas dudas... Te lo voy a preguntar otra vez..Aprovechando mi ausencia y que me fui sin ponerte el cinturón de castidad...¿Te has tocado?
-"No, no me he tocado"
Zas!! bofetada.
-"Te lo volveré a preguntar..¿Te has tocado?
-"Nn..No.. Me he tocado, te digo la verdad"
Zas!!
-"'Te voy a preguntar una vez más.. ¿Te has tocado?"
"Te estoy diciendo la verdad.. Créeme no lo he hecho"
Zas!!
-"Me acabas de negar tres veces, al igual que Simón Pedro a Jesucristo, y eso que todavía no ha cantado el gallo... Mejor no te pregunto más"

Empieza a caminar a su alrededor. Y se dirige a él en un tono pedagógico, sentando cátedra en disciplina inglesa.

-" Es posible, después de todo, que me estés diciendo la verdad. Pero... Si tu Ama decreta que has sido un mal perro por tocarte sin su permiso, y que además... Te has tocado varias veces al día de los cinco que ha durado mi ausencia.. Tu verdad ante mi palabra decretada no significa absolutamente nada, mi palabra es ley, y esa es la única verdad que hay entre tu y yo. . La realidad, es que eres un perro salido y te la has meneado sin mi permiso y a saber que mas cosas has pensado hacer... Porque cinco días son demasiados días para pensar, y las acciones van precedidas de los pensamientos.. Así que... Lo único que te resta es ponerte de rodillas, confesar y reconocer que te mereces un severo castigo."

A ella le encantaba presionarle, llevarle al limite de su dominación psicológica, follarle la mente hasta desarmarle y que cayera totalmente desarticulado física y mentalmente a sus pies, sin defensa posible ante su poder. Él, confiesa de rodillas... ¿La verdad? ¿Quién sabe?  Y le suplica y ruega que al menos no utilice la fusta. Le ordena ponerse a cuatro patas, y se sienta sobre su improvisada cabalgadura, le atenaza la cintura con sus muslos, para aplicarle una azotaina con la palma de la mano. Zas zas zas zas zas!!!!
Finalmente se incorpora, pone su pie sobre el doblegado gamelgo humano, obligándole a humillarse totalmente mientras le dice..

"Jamás vuelvas a negar a tu Diosa"

En ese momento, al escuchar esas palabras, siente que la adora mucho mas que antes.
Ella, ahora, se ha sentado en el sillón, da unas palmaditas en el asiento con expresión amistosa, indicándole que se dirija hacia allí y se siente a su lado.
Están uno al lado del otro, ella le coge la cara dulcemente entre sus dos manos, y con un gesto de inocencia infantil le pregunta:

-"¿Me quieres?"
-"Claro"
Zas! Una dulce y suave bofetada.
-"¿Cuanto"
-"Mucho"
Zas! Otra suave y dulce bofetada
-"Claro, como la trucha al trucho... ¿Me quieres mas que a tu polla?"
Su mano atenaza su miembro.
-"Ahhh Si.. Si"
-"Pues te voy a brindar la oportunidad de demostrármelo. He estado mirando catálogos y hay un nuevo cinturón de castidad que tiene un dispositivo eléctrico, el cual, se acciona por control remoto con una mando. Es una nueva tecnología que se conecta por red a través de un wifi a otro.. Así, cuando tenga que viajar, aunque sean distancias largas, puedo conectarme al wifi de casa desde donde este, accionar el mando y provocarte una pequeña descarga eléctrica en tu pene. ¡Como avanza la tecnología! ¿No crees mi amor?"
-"Ahh.. Si.. Una.. Barbaridad"
-"Se acerca San Valentín, ya sabes como me gustan las sorpresas... Es un poco caro pero lo puedes pagar a plazos. Si te lo dejo puesto, cuando me valla de viaje no te sentirás tan solo, nos mantendríamos unidos a pesar de la distancia... Unidos por la electricidad y las nuevas tecnologías... Te sentirías siempre así, como te tengo ahora, bien cogidito, y las pequeñas descargas te recordarían que en tu mente solo puede haber sitio para mi y para nada, ni nadie mas.. ¿Me quieres?"
-"Te quiero.. Te quiero mucho"
Zas!!

Tras la bofetada le devora la boca transmitiéndole una tensión eléctrica semejante a cien mil voltios. Una pareja de lo mas normal, se decían te quiero,  se hacían regalos por San Valentín, y esas cosas.

Ahora ella le ordena volver a estar a sus pies. Estira las piernas y mueve el empeine de su pie exhibiéndolo ante él.

-"Ahhh Cuanto he echado de menos tus masajes de pies con la lengua. Siii, cuanto he echado de menos a mi perrito lamedor, sobre todo por las noches en la habitación del hotel, me encontraba tan cansada y a la vez tan estresada, he echado mucho a faltar tus labios y tu lengua... Mmm"

Él esta a un lado y de rodillas, salivando como un perro amaestrado al que no le han dado la señal para poder actuar, como el perro de Pavlov, que su instinto le dice que pronto oirá el tilín de la campana. Ella, le observa con pícaro regocijo, analiza la urgencia de su excitación.

-"..Dime una cosa: Existe un momento en tu vida mas excitante que este.. En el que estas ahi expectante, salivando como un perrito que anhela que le sirvan su plato de comida favorita, alerta a que te de la señal para que puedas adorar mis pies... Dime"
-"No.. No existe"
-"¿Cambiarias este momento por otro en tu vida?
-" No No... No lo cambiaria"
-"¿Hay alguien mas a parte de mi que pueda procurarte estos instantes de felicidad?
"-No, no, no hay nadie"
"-Entonces.. ¿Por que a la persona que te procura tanta felicidad le ocasionas tantos disgustos con las discusiones?"
-"Lo siento.. Perdóname.. Por favor.. Perdóname"
-"Mmm.. Quiero oírte decir que a partir de ahora vas a ser un perro muy obediente"
-"Voy a ser un perro muy obediente"
-"El perro mas obediente sobre la faz de la tierra"
-"El perro mas obediente sobre la faz de la tierra"
-" Mmm... ¡Chupa!

Se abalanza compulsivamente sobre sus pies chupándolos. Apenas sus labios y su lengua han empezado a chuparlos ella le aparta la cara con uno de sus pies y le suelta una bofetada zas! Le lanza una mirada de severa reprobación.

"¿A quien tengo aqui, a mi perrito o un perro sarnoso mal educado y desconsiderado?¿Eh?"

Pone las plantas sobre la cara de el para que los huela...

" No quiero sentir a un perro fetichista saciando compulsivamente su fetichismo... quiero sentir al fetichista de mis pies, que me rinde un culto extremo y exclusivo.. Quiero que tu lengua sepa hacerme sentir esa diferencia... "

Su mano en la cabeza le obliga a agacharse hasta sus pies, depositados en el suelo.

"Bésalos.. Llénalos de besos.. Se un perrito dulce y amoroso... Solo quiero sentir tus labios.."

Se humilla y besa sus pies con extrema devoción, pues sus pies son una parte esencial de aquello que alimenta su sensualidad. Ella, extiende su pierna, y él, con lengua plana lame su planta, sus contornos, mordisquea levemente su talón,  su lengua entre los dedos, hasta que ella le ordena abrir la boca, e introduce su pie dentro.

"Ahhh Que gusto...  Me estoy meando del gusto"

Ella se levanta y se dirige al cuarto de baño indicándole que le siga. Se sienta en la taza para hacer pis, le ordena arrodillarse y colocar su cabeza entre sus piernas, mientras escucha como cae la tenue cascada de orín. Ella, posa su mano sobre la cabeza de él. Siempre le gusta que haga eso mientras hace pis. Según ella, les ayuda a meditar y a relajarse en medio del fragor  hormonal. Una suerte de rito, que por una parte simboliza una veneración extrema hacia la Diosa, y por la otra, invita a la meditación trascendental, en el que el ruido del orín cayendo es el mantra, y la cabeza de él entre sus piernas, representa la conciencia plena, que les hace sentirse profundamente conectados como pareja de ama y esclavo.
Ella se incorpora y le dice que limpie con su lengua las gotitas que han salpicado el interior de sus muslos. Él, se aplica con exquisita veneración. Después, ella se da la vuelta, y le señala que su armonioso trasero también debe ser limpiado con sutilidad. Y él, se vuelve a aplicar delicadamente y poco a poco va imprimiendo algo mas de profundidad en sus labores de limpieza.
Ella se vuelve, y pone la mano sobre su cabeza..

"Ahhh .. Así me gusta que esa lengua tan larga que tienes la emplees para darme el placer que me gusta y no tanto para discutir."

Zas Zas!! Dos bofetadas.

-" Ahh..Ahora, quiero que me expreses lo solo, triste y desamparado que te sientes cuando me voy de viaje.. y cuanto me echas de menos ¿Entiendes?"
-"Si, mi Diosa"
-"Ahhh .. Eso es. Así me gusta. Eso es lo único que quiero oírte decir... Mmm ..El resto... Obedecer, callar... Y chupar... Como un buen perro.."

Le acerca la cara a su vagina, y él, funde su boca con su sexo y cada vez más, tiene la certeza de que darle placer, para él es como comer del Maná que cae del cielo.
Ella y él, discutían, se enfadaban y luego se reconciliaban como cualquier pareja, solo que de un modo un poco especial. Como he venido diciendo... Una pareja de lo mas... Normal.

Fin.



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